HUICI - En este tipo de obras ¿el proyecto condiciona la utilización de un material determinado?
CHILLIDA - Yo pienso que sí, y en el caso del Elogio es evidente. Yo he trabajado los estudios en materiales distintos; he hecho estudios en yeso, en acero, pero la obra es de hormigón desde el principio. He estado trabajando incluso la escala, y entonces me convierto en un enano diminuto que anda por el boceto. He sido muy pequeño, durante el trabajo, más pequeño todavía de lo que soy. Pero desde luego, el material condiciona tremendamente, porque yo no hubiera podido hacer esta obra bien, - como yo creo que se debe hacer una obra-, en ningún otro material.
HUICI - Pero, ¿todas las obras piden un material?
CHILLIDA - Creo que sí, todas las obras piden un material. La relación con la materia es fundamental.(…) El material nos puede enseñar muchas cosas. O mejor dicho, la materia, porque “el material” suena fatal. La materia es una parte importante del Cosmos, y del Universo y del hombre; somos materia también nosotros. Es algo muy serio que no podemos dejar de lado nunca.
Yo he llegado a tener intuiciones, también inexplicables e indemostrables, en mi trabajo. Lo he dicho a menudo. A través de ellas he llegado a pensar que, entre lo lleno y lo vacío, entre lo pleno y lo hueco, no hay solamente una diferencia de densidad, - que es la que nosotros evidentemente vemos-, sino también una diferencia de velocidad. Es decir, yo estoy convencido, aunque no lo pueda demostrar, de que el espacio es una materia muy rápida y las materias, todas las otras materias, son más o menos lentas. El espacio es lo más rápido que nos rodea, es como el espíritu, ¿verdad? Es decir, yo veo como si todo lo que forma parte de una escultura, es decir el espacio y el elemento que tú elaboras, incluso como elogio del espacio, como elogio del horizonte, todo ello es la misma materia pero con distinta velocidad.
HUICI - La física no diría algo muy distinto…
CHILLIDA – No sé, no sé mucho de física. Pero yo noto cosas, las he notado a base de trabajar. He notado esas cosas y además he observado que no son producto, como antes dije, de la experiencia. Yo tengo muy poca fe en la experiencia. Yo creo que la experiencia es muy conservadora para tenerla en cuenta. En cambio, la percepción, esa sí es importante. Es algo que crece con el trabajo, con el esfuerzo. Crece la percepción. Mis ojos ven peor que antes, pero, sin embargo veo mejor que antes. (…) Pero sin embargo, en eso sigo creciendo, en la percepción. Hoy en día, cuando dibujo, casi sólo con el contacto del lápiz con el papel, ya sé si voy a poder hacer algo que merezca la pena o no. En cambio, antes no; tenía que hacerlo y, al cabo de unas horas, o de un día, podía decidir los dibujos que había que guardar o que romper. Ahora lo sé prácticamente en el acto. Y eso no es experiencia, es percepción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario